
Había una vez, en un lugar llamado Pasajes, en España, nació un niño muy especial llamado Blas de Lezo. Desde muy joven, Blas demostró ser un valiente. ¡Era tan valiente que no le tenía miedo a nada! Pero la vida en el mar era dura, y en sus aventuras, Blas perdió un ojo, un brazo y una pierna. ¡Pero eso no lo detuvo! Al contrario, lo hizo aún más fuerte y decidido.

En cada batalla, Blas luchaba con todo su corazón. Primero, en una gran batalla naval, perdió un ojo. Luego, defendiendo una ciudad, perdió una pierna. Y en otra aventura, ¡un brazo! Pero cada vez, Blas se levantaba, más fuerte y con más ganas de proteger a su país. Sus marineros lo admiraban mucho.

Un día, una flota enorme, la más grande que se había visto, se acercaba a Cartagena de Indias, una ciudad muy importante en América. ¡Era la flota inglesa, liderada por el Almirante Edward Vernon! Tenían muchísimos barcos, ¡más de 180! Y querían conquistar Cartagena.

Pero en Cartagena estaba Blas de Lezo, el «Mediohombre» como le llamaban cariñosamente. Él sabía que la situación era difícil, ¡pero no imposible! Con solo seis barcos y unos pocos soldados, Blas se preparó para defender la ciudad. Tenía un plan brillante.

Los barcos ingleses empezaron a disparar sus cañones sin parar. ¡Boom! ¡Boom! Las balas de cañón volaban por todas partes. Querían destruir las fortalezas de Cartagena. Pero Blas había colocado sus defensas de forma muy inteligente.

Blas de Lezo y sus hombres lucharon con una valentía increíble. Usaron trampas, movieron los barcos para bloquear el paso y dispararon con una puntería asombrosa. ¡Los ingleses no entendían cómo tan pocos podían resistir tanto!

El Almirante Vernon estaba tan seguro de ganar que incluso envió un mensaje a Inglaterra diciendo que ya había conquistado Cartagena. ¡Pero se equivocaba! Blas de Lezo no se rendía.

Después de muchos días de lucha, los ingleses estaban cansados y desanimados. No podían creer que no pudieran vencer al valiente Blas de Lezo. Finalmente, el Almirante Vernon tuvo que ordenar la retirada. ¡La gran flota inglesa se iba!

¡Blas de Lezo había ganado! Con su ingenio y su valentía, había defendido Cartagena de la flota más grande del mundo. Se convirtió en un verdadero héroe, un ejemplo de que no importa cuántas dificultades tengas, si eres valiente y listo, ¡puedes lograr cosas increíbles!

Así, Blas de Lezo, el héroe que no tenía miedo, nos enseñó que la verdadera fuerza no está en cuántas manos o piernas tengas, sino en la valentía de tu corazón y en tu ingenio. ¡Y esa es una lección que nunca debemos olvidar!